Destructores italianos de cuatro diferentes clases durante los años Treinta Destructores Da Recco, Turbine, Dardo y Folgore Se puede observar que el mar muestra la curvatura de la Tierra Diseño en 3D de Hugo von Zeschau
Desde el inicio de la historia del hombre, desde la primera vez en que alguien cruzó un curso de agua arriba de un tronco, el hombre aprendió a navegar los ríos y los mares para comunicarse y comerciar con otras poblaciones. Durante los conflictos armados con otras comunidades las embarcaciones fueron usadas para llevar fuerzas de combate a territorio enemigo o para enfrentar a otras naves hostiles. Cuando se establecieron las primeras ciudades las embarcaciones se convirtieron en el vehículo del comercio, abriendo caminos a nuevos mercados y a nuevas tierras ayudando a la apertura de nuevas colonias, ciudades y puertos. La navegación también permitió al hombre conocer otras culturas alejadas e intercambiar conocimientos con ellas, los que también ayudaron a mejorar continuamente las embarcaciones existentes.
La primera Guerra mundial fue la apoteosis de la nave de batalla; en Jutlandia se enfrentaron más de cincuenta acorazados británicos y alemanes disparando proyectiles demás de una tonelada y media contra corazas de cerca 40 cm de espesor. Tres cruceros de batalla ingleses volaron en explosiones tremendas ante el impacto de uno o dos proyectiles, con la pérdida de más de mil hombres en cada uno. algunos de los buques alemanes, después de enfrentar un fuego devastador, solo evitaron ser hundidos porque fueron encallados en aguas poco profundas al no poder llegar a puerto.
Al finalizar la 1a GM no quedaban conflictos a la vista para ninguna de las potencias vencedoras. A pesar de ello continuaban las grandes construcciones navales que fueron uno de los factores que ayudaron a desatar la guerra. Al empezar los años veinte, dentro de grandes restricciones a los presupuestos militares, Estados Unidos convocó a las potencias navales a la conferencia de Washington, donde se limitaron y regularon las futuras construcciones navales; también se fijó un balance entre las unidades capitales de cada país que obligó a a desguazar unidades en servicio o en proceso de construcción. A través de arreglos posteriores se prorrogaron estas restricciones y en el año 1930 en la conferencia de Londres se establecieron nuevos convenios para establecer las pautas para las nuevas construcciones de buques capitales.
En el año 1935 era evidente para el Reino Unido, para Estados Unidos, para Alemania y para Japón que un gran conflicto se iba a desencadenar no más tarde que el año 1941. Los altos comandos navales de las principales Marinas vieron entonces que no estaban en condiciones de enfrentar un conflicto mayor, porque debido a los acuerdos de Washington solo disponían de unidades mayores provenientes de la primera Guerra Mundial, con presupuestos para nuevas construcciones casi inexistentes a causa de la Gran Depresión.
Se desató entonces una nueva carrera de armamentos que reflejaba los nuevos enfrentamientos: por un lado Estados Unidos y Japón rivalizando entre ellos en el Pacífico; Inglaterra con su extenso Imperio temiendo una guerra en dos frentes contra Japón y contra Alemania; y en el Mediterráneo Italia y Francia respondiendo a cada nueva construcción del rival con nuevas unidades, y Alemania que a su vez encaraba la reconstrucción de su flota.
La segunda Guerra Mundial es el último gran conflicto entre las principales potencias militares. Las marinas de los beligerantes se habían construido como herramientas para sostener la política de cada país frente al inminente desencadenamiento de la guerra y a su vez se convirtieron en un importante factor en el principio del conflicto.
Este sitio está dedicado a los barcos de guerra de la segunda Guerra Mundial, una época y un tema sobre los cuales ya estoy trabajando en un sitio llamado Cacciatorpediniere Italiani que muestra imágenes en 3D de los destructores de la Regia Marina Italiana.
Destructor italiano Turbine de 1928 Diseño en 3D de Hugo von Zeschau